INTRODUCCION

Desde que el ser humano descubrió el fuego, éste ha sido de gran utilidad en muchos campos del desarrollo humano. El fuego ha contribuido al avance humano así como al desarrollo tecnológico. No obstante, el fuego ha sido asimismo, un problema para la humanidad desde sus comienzos hasta nuestros días.
La capacidad destructora de los incendios se manifiesta, por desgracia, con excesiva frecuencia, cobrándose numerosas vidas humanas y destruyendo innumerables bienes materiales. Los datos son preocupantes, tras unos años de descenso del número de muertes, volvemos a tener cifras muy elevadas:

-Gran parte de las muertes fueron por la noche (de 20:00 a 8:00) y más del 50% eran mayores de 65 años.
-Los focos principales de fuegos mortales fueron por este orden: salón, dormitorio y cocina.
-Durante los meses de invierno se produjeron la mayor parte de las muertes: enero, febrero, noviembre y diciembre.
-El 70% de muertes fue por intoxicación por humo, y las causas principales de inicio del fuego fueron los productores de calor (20,4%) seguido de problemas eléctricos -sobrecarga y averías- (16,2%).

Los nuevos hábitos y usos en las viviendas, donde pasamos más tiempo que antes de la pandemia; los nuevos materiales de construcción y decoración, que hacen que los incendios se propaguen con mayor rapidez, y la pobreza energética, que conlleva la falta de revisión de las instalaciones, la sobrecarga de enchufes y el riesgo de estufas y calefactores, nos dan como resultado hallarnos en los índices de riesgo más altos de la historia.